Con un grueso vendaje cubríendole el lacerado brazo izquierdo y una aguja intravenosa sobresaliéndole del derecho, Pilar Moreira, víctima de un perro de pelea pitbull contenía las lágrimas el viernes para hablar en contra de estos perros.
Pilar Moreira muestra foto de su hija, quién sufrió serias lesiones durante ataque canino. Robert Schmidt/El Nuevo Herald
“Vamos a suplicar al público para que nos respalde de modo que podamos a probar una ordenanza para que la gente no pueda tener perros de pelea dentro de los límites de la ciudad o en las barriadas suburbanas con niños”, dijo Moreira desde su cama en el Centro Médico Regional AMI Kendall.
Una ley a nivel del condado, dijo, podría impedir futuros ataques.
En la cama vecina ala de Moreira yacia su hija de 8 años, Melissa, temporalmente resguardada de la vista por una cortina corrediza. La niña fue desfigurada el lunes cuando un pitbull del vecino se soltó durante un breve y violento ataque en el que hirio a cuatro personas. |
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“Tiene mutilada la cara — como lo que uno vería en la guerra”, dijo el cirujano plástico Jorge Suárez-Menéndez, de las lesiones de Melissa.
Una porción de la frente de la niña y del cuerpo cabelludo fue desgarrada, dijo el médico Suárez-Menéndez.
“Perdió mucho tejido en la frente, los párpados superiores, las cejas y el área nasal y la mejilla inferior izquierda. Perdió aproximadamente un tercio de los labios superiores e inferiores”, dijo el cirujano.
“El perro salió y sele tiró a la cara a mi hija. Se le tiró directamente a la cara”, dijo Pilar Moreira. “No quería soltarla”.
El ataque ocurrió cuando la madre y la niña volvían a su casa en el oeste de Dade en el 13181 SW 18 Ter. Despúes de ir a comprar víveres. La abuela de Melissa, Amada Pozo, salió de la casa a ayudar a cargar las cosas.
Repentinamente, el perro estaba en el medio, desgarrándole la cara a Melissa.
Cuando las mujeres trataron de luchar para apartar al perro fueron mordidas severamente. A Pozo hubo que coserle la nariz de nuevo en su lugar y perdió ocho dientes, dijo la familia.
El perro pertenecía a José M. Rodríguez, segun la policia del condado. El viernes no pudo ser localizado para que comentase.
Melissa y su hermana de 10 años, Pily, han temido desde hace mucho jugar en su propio patio trasero, dijo la madre de las niñas.
El Tamiami Lake Park y el terreno de juegos de la escuela primaria Joe Hall se encuentran al otro lado de la calle del hogar de Rodríguez. |