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EL NUEVO HERALD
Miami, Agosto 16, 1993

LA CIRUGÍA ESTÉTICA TAMBIÉN PUEDE SER UNA COSA DE HOMBRES 
Salud Galeria

Richard Nodarse es otro caso. El ingeniero eléctrico ya no soportaba el no poder abotonarse el cuello de la camisa sin gran dificultad. Tenía una papada que me empezó a los 40 años y que ultimamente se me elongó muchísimo, cuenta Nodarse, que cumplió 52.

Hace dos años puso su cuello en manos del doctor Efraín Arroyave; cirujano plástico y reconstructivo, que ejerce en consulta privada en Miami Beach. Y ahora no sólo luce más joven sino que abotonarse la camisa ya no es trauma. Samy y Nodarse no son casos raros. Las operaciones estéticas han dejado de ser cosas de mujeres para ser también cosas de hombres. Según Serure; los hombres suman el 15 por ciento de sus pacientes. Y su experiencia es similar a la de otros doctores.


Laurentino Suárez (izq.) fue operado de los párpados 
por su hijo, el doctor Jorge Suárez-Menéndez.
 
En los últimos cinco años los hombres están saliendo del clóset para hacerse la cirugía estética, señala Jorge Suárez-Menéndez, cirujano plástico y reconstructivo que ejerce en Miami desde hace 12 años. Calcula haber realizado ya unas 500 operaciones de cirugía estética en hombres.

Entre ellos artistas famosos, y hasta presidentes de bancos importantes de Miami, asegura el jefe de cirugía plástica de los hospitales Hialeah y Kendall Regional.

Pero si ha incrementado el número de pacientes masculinos también ha crecido el total de cirujanos plásticos en el condado. De 50 cirujanos que había en 1981 hoy hay aproximadamente 100. Treinta de ellos son hispanos, calcula Suárez-Menéndez, con entrenamiento de cinco años en cirugía general y dos adicionales para la cirugía plástica y reconstructiva.

Entre los pacientes masculinos de Suárez-Menéndez figura su propio padre Laurentino. Ya por la calle me llamaban ’el chino‘, recuerda el padre de 72 años.

Su apodo lo causaba la formación de grandes bolsas de grasa en los párpados que le achicaban los ojos.

No es que uno sea presumido, es que uno está en la calle y tiene negocios, dice Suárez. Cuando su hijo le indicó que su mal tenía remedio, Laurentino no lo dudó.

NO BUSCAN ROSTRO NUEVO

El caso de Laurentino Suárez es típico en los pacientes masculinos. Los hombres no se quieren ver el rostro estirado, o cambiado, sino más relajado, y natural, expresa el doctor Carlos Wolf, que ejerce en Miami desde hace seis años. Quieren verse mejor sin que se note que han tenido cirugía, añade.

Según la mayoría de los cirujanos entrevistados, los hombres vienen para corregir un problema especifico. Por ejemplo, Bruce Wilner, de 40 años, dueño de su propio negocio, se corrigío un problema que le afectaba la visión. Los párpados se metían en mi campo visual y ya me sentía cansado de esto, señala Wilner.

El contador público Michael Olinsky, de 49 años, tenía el tabique nasal desviado. Ya no podía respirar bien y hasta roncaba.

Aunque ninguno de los dos pacientes de Wolf aspiraba a lucir mejor están felices con los resultados. La gente me dice que luzco despierto y feliz, dice Wilner. Conmigo nadie parece haberse dado cuenta de mi cambio, pero antes mi nariz era como la de una cotorra y ahora es recta y estoy feliz, declara Glinsky.

Otra característica de los pacientes masculinos es que prefieren ser discretos. Pero aun en esto ya se ve una actitud más liberal. Por ejemplo, el actor Andrés Garcia, se está embullando, dice, a echarse una arregladita en sus ojos, con su amigo Suárez-Menéndez.

A ver cómo quedo, dice el galán que cumplió 52 años y afirma que nunca se ha hecho una cirugía estética. Los hombres también están dispuestos a someterse cada vez más al bisturí por razones de negocio. Suárez-Menéndez señala que es la competencia que encuentran actualmente en el mercado la que los lleva a operarse. Arroyave de Miami Beach opina igual que él: Nos vienen muchos pacientes de Sudámerica ya mayores; hombres que han triunfado en sus negocios y que quieren seguir triunfando. Asegura que por cada cuatro pacientes que recibe, uno es hombre.

Pero otros quieren triunfar en el amor. Ese es el caso de Reid Pepla, de 48 años: He venido porque mi esposa, 15 años más joven que yo, se preocupa porque mis párpados se están cayendo.

CÓMO ES EL PROCESO

Sea cual sea la razón, una vez tomada la decisión, el proceso es el mismo. En la primera visita al cirujano, éste explica al paciente todos los pasos y le ofrece las varias alternativas disponibles. Las operaciones más sencillas, como la de remover el exceso de piel en los párpados, se hace en la propia consulta del cirujano. Para alegría de Pepla, por ejemplo, su operación de una hora y media aproximada, se puede efectuar de esa forma. Después de la intervención, le asegura Wolf, lucirá de cuatro a seis años más joven. Y esta mejoria se mantiene, dice, de cinco a 10 años. Si se trata del estiramiento facial, la nueva apariencia puede mantenerse entre 10 y 15 años. Pero el reloj camina, aclara Serure. Las personas que se han hecho la cirugía deben cuidarse: no fumar, no tomar sol o si se exponen a él, usar bloqueadores fuertes; no ganar y perder peso constantemente sino mantener un peso. Y hacer ejercicios.

El tiempo que duren los efectos de la cirugía no sólo depende de la mano experta del cirujano, sino del cuidado del paciente. De ahí que muchos médicos decidan no picar por gusto.

Según explica Serure, el médico debe asegurarse de que el paciente no se está haciendo la cirugía en vez de someterse a una dieta.

Mi estómago está perfectamente duro, expresa Roberto Kweller, paciente de Serure. Claro que después de que me operé voy al gimnasio tres veces por semana.

El proceso de este tipo de operación, más complicada que la facial, mantiene al paciente un promedio de 24 horas en el hospital. Ingresé a las siete de la mañana y salí al otro día a las 11 de la mañana, señala Kweller. Este proceso le costó $6,000.

El precio de la operación varía de acuerdo con lo complicada que sea. Arroyave señala que un estiramiento facial puede costar en Miami de $10,000 a 15,000; y una cirugía de ojos, de $3,500 a $8,000. También puede variar de acuerdo con el lugar donde se efectué. En California, por ejemplo, las operaciones tienden a ser más caras. Pero no siempre los hombres se acercan al cirujano para quitarse arrugas. Particularmente en los hombres, es para remover tatuajes y cicatrices.

Anardis Vega, conocido para los televidentes como el joven Nicki de la novela Marielena, tenía una cicatriz en la cara como resultado de un accidente de motocicleta. Un día en la consulta Suárez-Menéndez me hizo la operación mientras conversábamos, casi sin que yo lo notara, dice Vega.

Hoy, tres meses después de la operación, no le queda ni rastro de aquella cicatriz que amenazaba su carrera de actor. Estoy listo con mi nueva cara para mi próxima película.

 



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