COSMOPOLITAN EN ESPAÑOL
EL REGALO IDEAL: ¡ JUVENTUD !
¿ No quisiera regalarle juventud a su madre? Aquí,
un joven cirujano plástico le cuenta cómo ¡él mismo rejuveneció a la suya!
Por Eduardo Leyva
Tiene tipo de atleta y lo es. Jorge
Suárez-Menéndez practica la natación, el tenis, el esquí, el karate...Casi todo
deporte que se le ocurra y tenga tiempo de practicar. El problema es que no
tiene demasiado tiempo porque, además de atleta, es el cirujano plástico más
joven de los Estados Unidos y un hombre que sabe hacer regalos tan soberbios
como originales. El mejor ejemplo de esto lo tiene su mamá, Aida Suárez, quien
está celebrando este día de las madres como nunca, gracias al regalo que su hijo
le hizo hace ya algo más de seis meses: un rostro diez años más joven.
Por supuesto, no es extraño que la madre de un cirujano plástico se haga un
estiramiento facial, pero sí es bastante raro que sea su propio hijo quien la
opere, Sin embargo, el Dr. Suárez-Menéndez lo encuentra muy natural:
“Todo comenzó hace poco menos de un año, cuando
mi mamá me preguntó que creía yo, como cirujano plástico, de la cara de ella. Le
dije la verdad, que en mmi opinión, como profesional y como hombre, debería
arreglarse los párpados, la cara y el cuello. Ella se quedó un poco dudosa,
quiso saber qué operación hacerse primero, a qué amigo mío le podía recomendar...Inmediatamente,
le dije que cuando hacen falta esos tres arreglos, siempre es preferible salir
de todos al mismo tiempo –se ahorran tiempo y molestias– y que yo podía llevarla
con un cirujano de mi confianza cuando ella quisiera.
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El Dr. Jorge Suárez-Menéndez y su mamá (arriba),
La Sra. Aida Suárez. Hace poco más de seis meses, este joven cirujano plástico
de Miami rejuveneció el rostro y el cuello de su madre para agradecerle que lo
hubiera “soportado” tantos años. Ella, por su parte, no puede estar más
satisfecha de los bienos resultados que le ha dado su paciencia. El Dr.
Suárez-Menéndez, además de excelente cirujano, es un entusiasta deportista.
Abajo se ve practicando karate –es cinta negra– con Raúl Sánchez, dueño de una
escuela, en Miami, donde se enseña este arte. |
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“Ahí quedó aquello por unos días, hasta que mamá
volvió a hacerme preguntas atemorizadas sobre la recuperación, los morados, los
puntos...Entonces, se me ocurrió decirle:
“¿Quieres que te opere yo?”
La reacción fue negativa. “No, prefiero que no seas tú”, respondió ella.
“Si pasara algo, no querría que te quedara a ti en la conciencia”.
Esa no fue la última palabra. Pasó el tiempo sin
que se hablara de la operación más que esporádicamente, cuando Aida Suárez hacía
alguna que otra pregunta... y se batía en retirada. Finalmente, después de mucho
estira y encoge: “...me llamó para decirme que había decidido operarse todo una
vez conmigo”, recuerda el Dr. Suárez-Menéndez. “Le repetí que si tenía la menor
duda, yo prefería que el cirujano fuera otro. Pero esta vez sí estaba decidida.
Lo preparamos todo, la operé un miércoles, y la cirugía de párpados, cara y
cuello duró unas cuatro horas y media”.
PARA EXPRESAR CARIÑO ¡NO HAY COMO UN BISTURI!
Ser el cirujano de la propia madre puede parecer
una experiencia, cuando menos, chocante; pero es evidente que los cirujanos
tienen una mentalidad distinta a los demás.
“Lo cierto es que tenía muchas ganas de ser yo
quien la operara”, dice el doctor. “ En primer lugar, porque me sentía muy
seguro de mí mismo, pero también porque quería tener ese orgullo. Con la edad
que tengo, 31 años, siempre he estado soltero, muy apegado a la familia, y mis
padres me han visto crecer, desarrollarme en lo social, en lo económico, en los
estudios, así que quería demostrarles mi agradecimiento por haberme soportado
tantos años. Hacerle ese agradecimiento evidente a mi madre, darle una prueba
tan visible del mismo, era para mí lo máximo a que podía aspirar. Ya que ella
estaba tan orgullosa de mis estudios y de mi título, qué más podía yo pedir que
enseñarle físicamente, en su propia persona, el resultado de su paciencia y
esfuerzos. Para mí, operarla ha sido como para un atleta ganar una medalla de
oro en las olimpíadas.
“Además, desde el punto de vista médico, por la
configuración de su cara, por sus huesos, consideraba a mi madre una excelente
candidata para la cirugía que iba a hacerle. Hay gente que queda más bonita que
otra después de la plástica. Todo depende de cómo haya sido la paciente de joven.
Si fue bonita, al pasar los años y recurrir a la cirugía, pues sigue siendo
bonita. La belleza del resultado depende de la estructura ósea de cada cual. En
el caso de mi madre es evidentemente de primera.”
TECNICAMENTE ¡ES FACIL REJUVENECER UN ROSTRO!
El estiramineto de la car, con arreglo de
párpados y cuello, es bien común. A todo el mundo le llega el momento en que lo
necesita y, claro, los cirujanos plásticos hacen esas reparaciones constantemente.
La operación de la Sra. De Suárez fue, para su hijo, sencilla y sin complicaciones.
“Preferí operar en un centro clínico privado en lugar de un hospital”, dice el
doctor. “La noche anterior le di a mi madre dos pastillas para dormir, fuertes.
Aún estaba atontada cuando la llevé al centro donde la operaría poco después.
Una hora antes de la cirugía, comenzamos a prepararla con inyecciones narcóticas
y antihistamínicas. Le pusimos un suero, poca cantidad, para mantener abierta la
via intravenosa y usarla luego para suministrarle Valium. En total, 15 mg en
dosis pequeñas de 2 a 3 mg, según yo lo creía conveniente.
“La anestesia local fueron inyecciones de
Xilocaína con Epinefrina. Esta solución de anestésico y vasoconstrictor permite
operar sin dolor y reduce el sangramiento. Mientras duraba la operación, yo le
iba preguntando a mamá si sentía algo y según lo que dijera, le daba –o no– más
anestesia. Ella me oía, contestaba, y seguía durmiendo a pierna suelta.
“El primer paso fue dibujar, con azul de
metileno, los cortes necesarios en los párpados. Marqué los excesos de piel
alrededor del ojo derecho, yluego izquierdo, para poder comparar y que quedaran
simétricos. Sin embargo, debo aclarar que siempre hay que quitar de uno más que
del otro. Uan vez seguro...”
Los detalles de la operación no son necesarios.
Duro cuatro horas y media, y todo salio a pedir de boca.
LA DEVELACION DE LA OBRA DE ARTE
“Cuando terminé, mi madre durmió un par de horas”,
sigue contando el Dr. Suárez-Menéndez, “La llevé a casa y le insistí mucho
para que descansara en cama –inclinada 30°– sin hacer nada, con compresas frías
en los ojos y tomando solamente líquidos.
“Durante la primera semana trato siempre de que
mis pacientes no mastiquen apenas, ni se rían, ni hagan ningún movimineto
facial. Y en las primeras 48 horas –al cabo de las cuales se quitan los drenajes
de atrás de las orejas y dejan de usarse las compresas– prefiero que ni se
muevan. Pero a los cinco días, ¡Fuera van los puntos de los ojos! Entre el
quinto y el séptimo, les toca a los del frente de la cara. En el cuello, se
quitan los puntos de la piel a la semana, y la sutura subcuticular (que va por
dentro de la herida), a los diez días. Después de retirados los puntos de la
cara, pueden lavarse la cabeza. A los diez o catorce días, depende de como
cicatricen, se quitan los puntos del cuero cabelludo y de atrás de las orejas.
“El tiempo que duren los morados depende de las
características de cada paciente. Si se trata de alguien a quien se le forman
con facilidad y le duran mucho... así será después de la operación. En el caso
contrario, desaparecen antes. A mi madre no se le veían a los diez días.
“Ella salió sola a la calle –con los ojos maquillados–, una semana después de operada. A los quince días salimos en
familia a festejar con una cena. Tomó vino, comió y masticó sin problema. Estaba feliz.
“Claro, la primera reacción de mamá cuando se vio
en el espejo fue de espanto. Estaba muy inflamada y, según ella, era un monstruo.
Pero día a día la inflamación fue disminuyendo, y a la semana ya estaba contenta
porque decía que nunca se le habían visto tan grandes los ojos.
“Uno delas cambios más llamativos, favorecedores,
y que más satisfechos nos tienen, a ella y a mí, es el del cuello. Antes lo
tenía fláccido, ¡y ahora lo tiene de quince!”
En estas
fotos se ve a la Sra. De Suárez antes de la operación y quince días después de
la misma, de perfil y de frente. A pesar del poco tiempo trancurrido, se
aprecian muy notablemente la reafirmación del cuello, la nueva lisura de los
párpados y la tersura y tirantez que a todo el cutis dio la cirugía plástica. |
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